jueves, 1 de abril de 2010
Ella y El...
“La tarde caía lentamente y ya nadie caminaba las calles de su pueblo, solo ella miraba la luna que aparecía, y sol que se ocultaba lejano en el horizonte.
Nuevamente no tendría que degustar, ya que hacia varios días que nadie visitaba su morada.
Dormiría tratando de olvidar, tratando de pensar en lo que la haría feliz, solo deseaba con su triste corazón, un minuto de felicidad, algo que le devuelva la sonrisa, alguien, solo alguien...
Aquel que pudiera mover las entrañas de su corazón endurecido por una realidad que no podía sobrevivir...aunque que le devuelva el sueño perdido y tan deseado, un sueño en paz, un sueño en el amor, sin miedo a despertar nuevamente sola y vacía...
Así caminaba y meditaba los deseos mas profundos de su corazón, sumida en un mundo que solo ella sabe que existe que solo ella desea que solo ella...crea y recrea para matar la soledad, para olvidar que no tenia alguien que la protegiera, que velara noche y día por su bien, que la hiciera sentir amada, valorada, dignificada... perdonada...
Caminando sobre sus pensamientos pasa por la Calavera, y ve a un crucificado, aunque su corazón ya no se apiada, siente en ese momento un leve deseo de consolarlo, pero...
- No, no, las mujeres no debemos acercarnos... y menos una como yo...esta es la cruz sobre la que estoy crucificada - dice casi suspirando- pero una mirada de consuelo no se le niega a nadie…
Y miro profundamente cada llaga del crucificado, de para todos, el justo crucificado, por ladrón y delincuente, pero nadie mataba la indiferencia que se veía en ese pobre que nadie consolaba, la cruz no era su peor muerte, sino la soledad…y lo miro sin vergüenza pero con mucha confusión, lo miro con un poco de piedad y cariño, lo miro y solo eso se quedo haciendo por un largo rato mientras caía la tarde, mirar a uno que corría peor suerte que la suya…
Y vio de repente que una figura se elevaba sola al lado de la solitaria cruz, una figura firme y decidida, una figura que iluminaba la oscuridad de la muerte, y se quedo mirando para ver que era eso que se levantaba del suelo, lo que antes parecía muerto ahora se elevaba digno al lado del crucificado… y vio como una mano firme desde esa figura acariciaba los pies del crucificado, y como el crucificado casi ya sin sensaciones miraba la pequeña y firme figura que se dignaba consolarlo… y ella seguí mirando como una película te terror como el horror mas grande y quiso escuchar, porque parecía que el crucificado quería hablar, de lo que no se dio cuenta era que ya estaba ella muy cerca, la curiosidad y ese impulso de vida del la pequeña figura la habían echo acercarse…y el crucificado dijo algo que puedo escucharlo muy claro el dijo madre…y sus ojos se llenaron del lágrimas y dolor, la pequeña y firme figura era la madre del crucificado…ya había alguien que corría peor suerte que ella, esta pobre mujer que veía morir a su hijo y se mantenía tan firme como roca sin desdoblarse ante el lógico dolor del alma… cuando se miro estaba bajo la cruz al lado de la madre y sin decir nada ahí se quedo, había encontrado al que la amaba desde el dolor, porque ese que estaba colgado era el que le había salvado la vida una tarde de sol en Nazaret…el se fue y ellas se quedaron mirando sin querer al gran amor de sus vidas...cada una sumida en sus mas hermosos pensamientos, consolando desde allí al crucificado...”
Para pensar qué miramos cuando miramos la cruz...
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